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La Embajada argentina en Chile recordó el asilo a más de 800 personas tras el golpe

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La Embajada de Argentina en Santiago realizó este viernes un acto en el que se recordó el paso de las 603 personas que fueron asiladas en la residencia del embajador tras escapar de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet (1973-1990), en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado de Chile.

En el acto, realizado en conjunto con la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, se entregaron legajos y documentación a asilados de aquel entonces y a familiares, con que recopiló la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires (Dippba), organismo de persecución política ideológica que operó durante medio siglo en territorio bonaerense.

Dicha información, que estaba en custodia de la Comisión por la Memoria provincial desde 2001, incluía filiatorios, fecha de ingreso al país, antecedentes ideológicos y el destino de los asilados, que fueron usadas por la Dippba.

El acto sirvió para la inauguración de la muestra “Memorias Encontradas. Entre la y la persecución. 50 años del golpe de Estado en y Uruguay y 40 años de democracia en la Argentina”, que recopila y registros fotográficos de los 603 asilados.

“Me parece que es una tarea de hacer justicia por quienes no pueden hacerse justicia por sí mismos”, agregó el diplomático.

Muchos de los asilados en la residencia fueron trasladados luego a Argentina, donde ingresaron bajo sospecha e investigación de la Dippba, que los fichó.

La Policía Federal distribuyó a las dependencias oficiales ejemplares con fotografías y antecedentes de esos ciudadanos. Y ahora, en un acto de reparación, dichos legajos, que sirvieron como herramienta de investigación, fueron entregados a los asilados o a sus familiares.

“Esta que estaba guardada para perseguirnos” y que se hiciera en un lugar solemne como la embajada y ante la presencia del embajador, es un gesto para valorar y que sirve para rememorar“, dijo Mirta Dragoevich, una de las asiladas en 1973, al recibir su legajo y el de su familia.

Dragoevich, que tenía 15 años en aquel entonces, relató que en un momento en la residencia llegaron a coincidir alrededor de 500 personas procedentes no sólo de y Argentina, sino de México y Brasil, entre otros.

Incluso, la sala que albergó la ceremonia, fue una habitación usada para dormir por unas 90 personas, dijo a Télam, y señaló que fue una experiencia que la marcó para siempre.

“Una conmoción, porque en la memoria se van quedando los recuerdos, pero forman como de una nube, como de algo que se transforma en fantasía, que uno sabe que es verdad, pero está en el aire. Y, sin embargo, entrar (a la residencia) fue un golpe de realidad… (…) Yo estuve aquí, con la misma ropa, los 15 días, haciendo turno para entrar en los baños, con incertidumbre”, contó.

Bernardo Bouquet, quien trabajaba en el consulado durante esa fecha, ayudó a muchas personas a resguardarse en el espacio soberano argentino, aún exponiéndose frente a los militares chilenos día tras día.

“Yo era muy joven, inconsciente, no tengo mucha memoria exactamente, era difícil, los primeros días, sobre todo, fue difícil porque no se podía circular por la calle. Pero después se fue como aflojando un poco”, contó.

El diplomático argentino relató haber “logrado ingresar a la embajada unas cinco o diez personas” como de sus funciones, y recordó que una de las partes más difíciles era escuchar las declaraciones al “ir a verlos a donde estaban detenidos”.

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