La empatía, la manera de cuidar a un adulto mayor

El desafío de cuidar a un adulto mayor genera la necesidad de desarrollar empatía. Pensemos que el adulto mayor, es una persona menos joven que cada uno de nosotros y necesita de nuestra comprensión. José Miguel Toro, cuidador de adultos mayores reflexiona en MDZ sobre este tema.
Muchas veces en nuestras familias, llega un tiempo en el que nuestros seres queridos se van volviendo adultos mayores, por lo que requieren de una mayor dedicación de nuestra parte. El tiempo, es en muchas ocasiones algo escaso y a la vez valioso, y nosotros nos vemos obligados a invertirlo de manera efectiva. Estamos viviendo momentos muy vertiginosos que nos demandan cada vez mayor dedicación, con lo cual nos vemos obligados a tomar la fuerte decisión de buscar a alguien que nos ayude a acompañar a nuestros adultos mayores.
Allí nace un cierto nivel de angustia que estruja nuestro corazón y nos invade la mente pensando, ¿quién cuidará de nuestros seres queridos, como lo hacemos nosotros?.¿Cómo tendrá que ser esa persona?. ¿Cómo tratará a nuestros seres queridos?.¿Se llevarán bien?. ¿Podrá seguir estando en su casa, con sus cosas? Por su parte, el adulto mayor, intuye que ya no puede valerse totalmente por sí mismo y muchas veces, va asumiendo la idea que necesita de alguien, que lo acompañe.
Pero, ahora como responsables de nuestros adultos mayores, nos preguntamos. ¿Cómo debería ser el cuidador que los acompañe? ¿Qué cualidades debería poseer? Un cuidador, debería antes que nada, ser una persona capacitada para la tarea que realizará, ya que es muy importante saber cómo se acompaña y cuida a un adulto mayor. Tendrá que ser alguien que posea un cierto nivel de inteligencia interpersonal, particularmente, empatía.

La empatía, le permitirá entender al adulto, decodificar correctamente sus deseos y necesidades; le permitirá valorar lo que el adulto valora en su entorno familiar, afectivo, económico y ético. La empatía le permitirá, de alguna manera, poder ver con los ojos del adulto, el mundo, los afectos, las relaciones con las personas, valorar las vivencias pasadas y respetarlas. Todo esto va a generar en ambos, algo que nos parece básico y por ello esencial, confianza. El cuidador, con su manera de vincularse con el adulto mayor, irá haciendo crecer un vínculo de confianza, dentro del cual todo tendrá un sentido, un valor y por ello un disfrute, a pesar de las distintas limitaciones que irá experimentando el adulto mayor.
La confianza, será el nido dentro del cual se recostará el cúmulo de necesidades que el adulto requerirá satisfacer a cada instante. Necesidades que satisfechas, darán sentido a su vida y respetarán su dignidad como persona, más allá de sus naturales limitaciones. La empatía, tendrá que incorporar, necesariamente, la paciencia. El adulto, realiza las acciones a un ritmo más lento, por lo que el cuidador, deberá atender esa particularidad.